Industrialización y urbanización :A finales del siglo XIX se produjo una rápida industrialización y urbanización en los Estados Unidos. Esto condujo al crecimiento de grandes fábricas y ciudades, lo que acercó a los trabajadores y les facilitó la organización.
Malas condiciones de trabajo :La industrialización también condujo a malas condiciones laborales, incluidas largas jornadas, bajos salarios y entornos laborales peligrosos. Estas condiciones motivaron a los trabajadores a organizarse para mejorar su situación.
Auge del socialismo y el anarquismo :A finales del siglo XIX también se produjo el surgimiento de ideas socialistas y anarquistas en los Estados Unidos. Estas ideologías enfatizaron la importancia de la acción colectiva y la solidaridad de los trabajadores, lo que contribuyó al crecimiento del movimiento laboral.
Apoyo gubernamental :A finales del siglo XIX, el gobierno federal comenzó a aprobar leyes que protegían los derechos de los trabajadores a organizarse. Esto incluyó la Ley Nacional de Relaciones Laborales de 1898, que prohibió que los empleadores interfirieran con la formación de sindicatos.
Como resultado de estos factores, los sindicatos crecieron rápidamente a finales del siglo XIX. En 1900, había más de 2 millones de miembros sindicales en los Estados Unidos.