El tratado obligó a Alemania a aceptar toda la culpa por el inicio de la Primera Guerra Mundial, lo que se conoce como la "cláusula de culpa de guerra". Esta disposición provocó sentimientos de profunda humillación y resentimiento entre muchos alemanes.
Alemania perdió una cantidad significativa de territorio como resultado del tratado. Esta pérdida territorial incluyó la pérdida de Alsacia-Lorena ante Francia y Eupen-Malmédy ante Bélgica, lo que generó un sentimiento de injusticia entre muchos alemanes.
El tratado impuso fuertes reparaciones a Alemania, creando una carga económica paralizante. Estos pagos agotaron los recursos de Alemania, contribuyendo a la hiperinflación y la inestabilidad económica en la década de 1920.
El Tratado de Versalles estipuló una desmilitarización significativa para Alemania, limitando severamente el tamaño de sus fuerzas militares y los tipos de armas que podía poseer. Esta disposición hizo a Alemania vulnerable a las amenazas externas y limitó su capacidad para defenderse.
La combinación de estos factores, en particular las dificultades económicas y los sentimientos de humillación, creó un terreno fértil para el surgimiento de sentimientos nacionalistas y de extrema derecha en Alemania. Estos sentimientos finalmente culminaron con el ascenso de Adolf Hitler y el partido nazi, quienes explotaron estos agravios para ganar poder y finalmente iniciaron la Segunda Guerra Mundial.