Aquitania era un gran ducado en el suroeste de Francia que estaba en manos del rey inglés Eduardo III a través de su madre. El rey francés Felipe VI quería poner Aquitania bajo su control directo, lo que provocó tensiones entre los dos monarcas.
2. Rivalidad por el trono francés:
Eduardo III reclamó el trono francés basándose en su descendencia del rey Felipe IV de Francia. Felipe VI, en cambio, fue coronado rey según la Ley Sálica, que impedía que las mujeres heredaran el trono. Esta rivalidad fue una fuente importante de conflicto entre Eduardo y Felipe.
3. Rebelión flamenca:
La región flamenca en la actual Bélgica era un rico centro textil y una importante fuente de comercio para Inglaterra. Cuando los rebeldes flamencos buscaron el apoyo de Eduardo III contra los franceses, éste vio una oportunidad para debilitar el poder económico de Francia y hacerse con el control de Flandes.
4. Alianza Escocesa:
Inglaterra tenía una alianza de larga data con Escocia, que a menudo estaba en desacuerdo con Francia. El apoyo que Inglaterra brindó a Escocia durante las Guerras de Independencia de Escocia tensó aún más las relaciones entre Inglaterra y Francia.
5. Competencia Comercial:
Tanto Inglaterra como Francia eran potencias económicas en crecimiento en el siglo XIV, compitiendo por el control de rutas comerciales, mercados y recursos. Esta rivalidad contribuyó a tensiones y disputas entre las dos naciones.
6. Enemistad personal:
Eduardo III y Felipe VI mantuvieron una relación personal tensa, marcada por la desconfianza y la animosidad mutuas. Sus desacuerdos y conflictos en varios frentes intensificaron las tensiones entre Inglaterra y Francia.
Estos factores se combinaron para crear una situación volátil entre Inglaterra y Francia, que finalmente condujo al estallido de la Guerra de los Cien Años en 1337.