Aunque fue uno de los más grandes estadistas de la Revolución Americana, la influencia de Alexander Hamilton en la Convención Constitucional sería mínima. Esto se debió en gran parte a las controvertidas políticas financieras que promulgó entre 1789 y 1795.
Cuando la Convención se reunió en Filadelfia, Pensilvania, en mayo de 1787, Hamilton propuso crear un gobierno nacional completamente nuevo. Creía que los Artículos de la Confederación eran un fracaso y que el país se encaminaba hacia el desastre a menos que se hicieran cambios.
Según el plan de Hamilton, el gobierno federal sería responsable de todas las funciones ejecutivas y judiciales, así como de la regulación del comercio interestatal. También quería que el presidente de Estados Unidos fuera elegido vitalicio.
El plan de Hamilton era demasiado radical para los demás delegados y la mayoría de sus ideas fueron rechazadas. Esto no significa que Hamilton no haya jugado un papel importante en la convención.
Como miembro del Comité Plenario, hizo valiosas contribuciones a los debates sobre la estructura y poderes del gobierno federal. También jugó un papel decisivo en la redacción de la versión final de la Constitución.
Pero la mayoría de los historiadores coinciden en que las propuestas de Hamilton de un gobierno central fuerte nunca fueron realistas y que Estados Unidos no habría sobrevivido si se hubieran adoptado.
En última instancia, la Constitución que surgió de la Convención Constitucional fue un compromiso que reflejaba los diversos intereses y preocupaciones de las trece colonias. La influencia de Hamilton puede verse en el documento final, pero sus ideas fueron atenuadas por las opiniones más moderadas de otros delegados.