El sistema bipartidista también alienta a los partidos a formar coaliciones con otros grupos, como sindicatos, intereses comerciales y organizaciones religiosas. Estos grupos brindan a los partidos apoyo financiero y voluntarios, y ayudan a movilizar a los votantes en nombre de los candidatos de los partidos.
Las amplias coaliciones que crean los dos partidos los hacen más estables y duraderos de lo que serían si se basaran en una única ideología o grupo de interés. Esta estabilidad es importante para el funcionamiento de la democracia estadounidense, ya que garantiza que siempre haya dos opciones viables para que los votantes elijan.
A continuación se muestran algunos ejemplos específicos de cómo el sistema bipartidista ha llevado a la creación de amplias coaliciones de intereses:
* El Partido Demócrata ha contado tradicionalmente con el apoyo de sindicatos, afroamericanos, hispanos y liberales.
* El Partido Republicano ha contado tradicionalmente con el apoyo de intereses empresariales, votantes blancos, votantes suburbanos y conservadores.
Estas coaliciones no siempre son estables. Con el tiempo, los partidos pueden cambiar sus posiciones sobre temas o sus alianzas con otros grupos. Por ejemplo, el Partido Demócrata se ha vuelto más partidario de la protección ambiental y los derechos LGBT en los últimos años, mientras que el Partido Republicano se ha opuesto más a la inmigración y el aborto.
El sistema bipartidista también puede provocar estancamiento e inacción en el gobierno. Cuando los partidos están muy divididos, puede resultarles difícil ponerse de acuerdo sobre la legislación. Esto puede llevar a estancamientos, como los cierres de gobiernos que han ocurrido en los últimos años.
A pesar de estos desafíos, el sistema bipartidista también ha producido una serie de beneficios para la democracia estadounidense. Ha brindado a los votantes una opción clara entre dos partidos políticos importantes y ha ayudado a garantizar que el gobierno rinda cuentas ante el pueblo.