1. Sucesión en disputa del trono francés: El rey francés Carlos IV murió en 1328 sin un heredero varón. Su pariente más cercano era su primo, Eduardo III, rey de Inglaterra, cuya madre era hermana de Carlos IV. Sin embargo, la nobleza francesa prefirió a Felipe de Valois, primo de Carlos IV de línea masculina, para suceder al trono, lo que generó un desacuerdo sobre la sucesión legítima. Eduardo III hizo valer su derecho a la corona francesa, lo que fue el detonante del inicio del conflicto conocido como la Guerra de los Cien Años.
2. Conexión de Flandes: Flandes, una región próspera y estratégicamente importante en las actuales Bélgica y Francia, era una importante fuente de lana fina para la industria textil inglesa. La región tenía fuertes vínculos económicos con Inglaterra y a menudo estaba en conflicto con el rey francés. Inglaterra apoyó a los rebeldes flamencos contra el control francés, lo que tensó aún más las relaciones entre los dos países.
3. Cuestiones feudales: El rey inglés poseía tierras dentro de las fronteras de Francia como vasallo del rey francés. Hubo disputas sobre obligaciones y derechos feudales relacionados con estas tierras, lo que se sumó a las tensiones entre Inglaterra y Francia.
4. Alianza Escocesa: Inglaterra y Escocia estuvieron en desacuerdo durante este período, y Francia apoyó a los escoceses en su lucha contra Inglaterra. Esta alineación enfureció aún más a los ingleses y contribuyó a las tensiones que llevaron a la guerra.
5. Rivalidad económica: Tanto Inglaterra como Francia eran potencias económicas en crecimiento que competían por el comercio y el control de los recursos. Estas rivalidades económicas, combinadas con los otros factores mencionados anteriormente, alimentaron aún más el conflicto entre las dos naciones.