El 11 de septiembre de 2001, el vuelo 77 de American Airlines, que se dirigía de Washington, D.C. a Los Ángeles, fue secuestrado por cinco terroristas asociados con Al Qaeda. Los secuestradores estrellaron el avión contra el lado oeste del Pentágono (específicamente su muro oeste), un impacto poderoso que causó daños graves, pérdida de vidas y una destrucción estructural sustancial dentro del área afectada. Los ataques al World Trade Center, el Pentágono y Pensilvania en conjunto resultaron en una importante pérdida de vidas y se convirtieron en un punto notable en la historia de Estados Unidos, influyendo en las políticas de contraterrorismo, seguridad de la aviación y asuntos internacionales.