1. Necesidad militar: Las estrategias de guerra total a menudo se justifican por motivos de necesidad militar. En tiempos de conflictos importantes, los países pueden argumentar que deben utilizar todos los medios necesarios, incluidos los ataques contra las poblaciones civiles y la infraestructura, para lograr la victoria y proteger la seguridad nacional.
2. Prevención de bajas civiles: Paradójicamente, algunos defensores sostienen que la guerra total puede, en última instancia, provocar menos víctimas civiles al poner fin rápidamente al conflicto. Creen que el uso abrumador y decisivo de la fuerza puede acortar la duración de la guerra y, a la larga, salvar vidas.
3. Disuasión: La amenaza de una guerra total también puede utilizarse como elemento disuasorio contra posibles agresores. La noción de que una nación está dispuesta y es capaz de responder con una fuerza abrumadora puede disuadir a los enemigos de entrar en conflicto.
4. Participación civil en la guerra: En la guerra moderna, la distinción entre objetivos civiles y militares se ha vuelto cada vez más borrosa. Los civiles pueden apoyar directa o indirectamente los esfuerzos militares, lo que dificulta evitar víctimas civiles.
5. Preocupaciones éticas: Los críticos argumentan que las estrategias de guerra total violan principios éticos fundamentales y leyes internacionales, como la Convención de Ginebra. Sostienen que atacar deliberadamente a civiles y hacer caso omiso de los derechos humanos no puede justificarse bajo ninguna circunstancia.
6. Consecuencias a largo plazo: Las consecuencias de una guerra total a menudo tienen consecuencias graves y de largo plazo, incluidas crisis humanitarias, destrucción de infraestructura y devastación ambiental. Estas consecuencias plantean interrogantes sobre la sostenibilidad y la sabiduría de tales estrategias.
En última instancia, la decisión de adoptar estrategias de guerra total es compleja e implica sopesar las ventajas militares potenciales con preocupaciones éticas y humanitarias. Es importante lograr un equilibrio entre la necesidad militar y la protección de vidas civiles. Las estrategias de guerra total sólo deben considerarse como último recurso cuando otras medidas han fracasado y deben llevarse a cabo de conformidad con las leyes internacionales y los principios éticos para evitar sufrimiento y destrucción innecesarios.