1. Mayor demanda: La guerra creó una demanda sin precedentes de suministros militares, armamento, maquinaria y otros bienes. Las industrias involucradas en la producción de estos artículos experimentaron un aumento en los pedidos y las ventas, lo que generó mayores ingresos y ganancias.
2. Contratos gubernamentales: Los gobiernos otorgaron grandes contratos a corporaciones para producir bienes relacionados con la guerra. Estos contratos a menudo garantizaban precios fijos o establecían un acuerdo de costo incrementado, proporcionando a las corporaciones una fuente segura de ingresos y ganancias.
3. Competencia reducida: La guerra perturbó el comercio internacional y creó barreras de entrada para los competidores extranjeros. Esta competencia reducida permitió a las corporaciones nacionales dominar el mercado y disfrutar de mayores márgenes de ganancia.
4. Avances tecnológicos: La guerra aceleró las innovaciones tecnológicas, como las técnicas de producción en masa y las líneas de montaje. Estos avances permitieron a las corporaciones aumentar la eficiencia de la producción, reducir los costos y aumentar la rentabilidad.
5. Expansión a nuevos mercados: Las corporaciones pudieron expandirse a nuevos mercados a medida que la guerra creó una nueva demanda para sus productos y servicios. Esta expansión condujo a mayores ventas y ganancias.
6. Inflación: La guerra provocó un aumento de la inflación, que aumentó el costo de producción de muchas industrias. Sin embargo, las empresas a menudo pudieron trasladar estos mayores costos a los consumidores en forma de precios más altos, manteniendo así sus márgenes de beneficio.
Es importante señalar que, si bien muchas corporaciones importantes prosperaron durante la Primera Guerra Mundial, también hubo algunas industrias y sectores que experimentaron un declive o un estancamiento debido a la interrupción de las actividades económicas regulares y la reorientación de los recursos hacia el esfuerzo bélico.