1. Aumento de las tensiones con Alemania: El creciente poder industrial y militar de Alemania, combinado con su política exterior cada vez más agresiva, creó una sensación de malestar entre Gran Bretaña, Francia y Rusia. Estos países percibieron las políticas de Alemania, como la construcción de una poderosa armada y la expansión de su imperio colonial, como una amenaza.
2. Alianza Franco-Rusa (1894): Francia y Rusia habían formado una alianza defensiva en respuesta al creciente poder de Alemania. Esta alianza solidificó su compromiso de apoyo mutuo en caso de guerra contra cualquier otro país europeo.
3. Apoyo británico a Francia y Rusia: Gran Bretaña, aunque inicialmente no formaba parte de una alianza formal, mantuvo estrechas relaciones diplomáticas con Francia y Rusia. Estas relaciones se basaban en intereses compartidos, como la preservación del equilibrio de poder en Europa y la protección de las colonias británicas en todo el mundo.
4. Rotura de la alianza anglo-alemana: Gran Bretaña y Alemania firmaron una serie de acuerdos informales conocidos como el "Espléndido Aislamiento" para mantener el equilibrio de poder en Europa. Sin embargo, estos acuerdos se debilitaron gradualmente debido a las ambiciones territoriales de Alemania y la competencia en la fabricación de armas.
5. Crisis marroquí (1905-1906): La crisis marroquí fue una serie de enfrentamientos diplomáticos entre Francia, Alemania y Gran Bretaña con respecto al control de Marruecos. La crisis puso de relieve las crecientes tensiones entre las potencias europeas y demostró el potencial de conflicto por la expansión imperial.
6. Firma de la Triple Entente (1907): En respuesta a estas tensiones en desarrollo, Gran Bretaña, Francia y Rusia firmaron una serie de acuerdos que formalizaron su cooperación y apoyo mutuo. Estos acuerdos cubrieron varios aspectos de sus relaciones diplomáticas, incluida la resolución de disputas coloniales y el compromiso de realizar consultas en caso de amenazas de otros países.
La Triple Entente no fue una alianza militar del mismo modo que lo fue la anterior Alianza franco-rusa, pero marcó un cambio significativo en el equilibrio de poder europeo y la creciente alineación de intereses entre Gran Bretaña, Francia y Rusia. Esta alineación de poderes jugó un papel crucial en la configuración de las alianzas diplomáticas y los conflictos que llevaron al estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914.