Posición geográfica: Portugal está situado a lo largo de la costa atlántica de la Península Ibérica, lo que lo convierte en un lugar ideal para expediciones marítimas. El país tiene una extensa costa y varios puertos naturales que facilitaron la construcción y botadura de barcos. La proximidad de Portugal a las Islas Canarias y las Azores también proporcionó un trampolín para la exploración del Océano Atlántico.
Progreso tecnológico: Portugal estuvo a la vanguardia de la tecnología de construcción naval durante la Era de la Exploración. Los constructores navales portugueses desarrollaron técnicas avanzadas que dieron como resultado la creación de embarcaciones más resistentes y maniobrables. La carabela, un tipo de barco diseñado por los portugueses, era especialmente adecuada para viajes de larga distancia debido a su maniobrabilidad y su capacidad de virar contra el viento.
Intereses políticos: La monarquía portuguesa jugó un papel importante en la promoción de la exploración. El príncipe Enrique el Navegante, tercer hijo del rey Juan I, fue una figura clave a la hora de patrocinar expediciones y alentar a los marineros portugueses a aventurarse en aguas inexploradas. El gobierno portugués proporcionó apoyo financiero, infraestructura e incentivos a los exploradores, reconociendo los posibles beneficios económicos y políticos que podrían lograrse mediante la exploración.