El Tratado de Versalles impuso duras condiciones a Alemania. Estos incluyeron la pérdida de territorio, el pago de reparaciones y el desmantelamiento del ejército alemán. Alemania perdió Alsacia-Lorena ante Francia, Eupen-Malmédy ante Bélgica, Schleswig del Norte ante Dinamarca y Prusia Occidental, Posen y la Alta Silesia ante Polonia. Alemania también perdió todas sus colonias de ultramar.
Los pagos de reparaciones requeridos por el tratado fueron enormes y supusieron una pesada carga para la economía alemana. Alemania tuvo que pagar 132 mil millones de marcos oro (equivalentes a 33 mil millones de dólares) en el transcurso de 30 años. Los pagos de reparaciones provocaron una hiperinflación en Alemania a principios de la década de 1920, lo que debilitó aún más la economía alemana.
El desmantelamiento del ejército alemán dejó al país indefenso. El ejército alemán se redujo a 100.000 hombres y la marina alemana se limitó a unos pocos barcos pequeños. A Alemania también se le prohibió tener una fuerza aérea o submarinos.
Muchos alemanes resintieron el Tratado de Versalles, que lo vieron como un castigo injusto. El resentimiento por el tratado contribuyó al ascenso de Adolf Hitler y el Partido Nazi en la década de 1930. Hitler prometió revocar el Tratado de Versalles y restaurar a Alemania a su antigua gloria.