Tácticas defensivas: Los griegos utilizaron una variedad de tácticas defensivas para frenar el avance persa. Construyeron un muro a través del paso y usaron sus lanzas y escudos para formar una falange que los persas no pudieron atravesar. También utilizaron su conocimiento superior del terreno a su favor, tendiendo emboscadas a los persas y lanzando ataques sorpresa.
Liderazgo: Los griegos estaban dirigidos por un comandante hábil y experimentado, Leónidas I de Esparta. Leónidas fue un líder carismático e inspirador que motivó a sus hombres a luchar hasta la muerte. También tomó decisiones estratégicas acertadas, como elegir luchar en las Termópilas en lugar de en campo abierto.
Exceso de confianza persa: Los persas se confiaron demasiado y subestimaron a los griegos. Creían que su superioridad numérica fácilmente abrumaría a los griegos y no tomaron las precauciones necesarias para prepararse para la batalla. Este exceso de confianza provocó varios errores, como el envío de un pequeño destacamento de soldados contra los griegos en las Termópilas.
Determinación griega: Los griegos estaban decididos a defender su patria contra la invasión persa. Estaban dispuestos a luchar hasta la muerte para proteger a sus familias y su forma de vida. Esta determinación fue un factor clave en su victoria en las Termópilas.