Destreza militar: El ejército de Roma era una de las fuerzas de combate más disciplinadas y efectivas del mundo antiguo. Los soldados romanos estaban bien entrenados, bien equipados y muy motivados. También estaban dirigidos por hábiles generales que sabían explotar sus fortalezas y debilidades. Los éxitos militares de Roma le permitieron conquistar un vasto imperio que se extendía desde Gran Bretaña hasta el norte de África y Oriente Medio.
Genio político: El sistema político de Roma también fue un factor clave en su éxito. La República Romana era un sistema complejo de controles y equilibrios que impedía que cualquier individuo se volviera demasiado poderoso. Este sistema permitió una gran estabilidad política, que era esencial para el éxito a largo plazo de Roma.
Poder económico: La economía de Roma era una de las más prósperas del mundo antiguo. El vasto imperio de Roma le proporcionó acceso a una gran cantidad de recursos, que utilizó para impulsar su economía. Los comerciantes romanos comerciaban con personas de todo el mundo y las ciudades de Roma eran bulliciosos centros de comercio.
Asimilación cultural: Roma también tuvo mucho éxito en asimilar las culturas de los pueblos que conquistó. Roma permitió que el pueblo conquistado mantuviera sus propias costumbres y creencias, siempre que pagaran sus impuestos y obedecieran la ley romana. Esta política de asimilación ayudó a crear un sentido de unidad dentro del Imperio Romano y facilitó a Roma el gobierno de sus vastos territorios.
Estos son sólo algunos de los factores que ayudaron a Roma a convertirse en la ciudad más poderosa del mundo. El éxito de Roma fue el resultado de una combinación de destreza militar, genio político, fuerza económica y asimilación cultural.