Otra teoría sugiere que la salchicha de Bolonia se originó en la Antigua Grecia, donde se la conocía como "botulus" y se elaboraba con carne de cerdo o ternera. Los griegos introdujeron esta salchicha en el Imperio Romano, donde pasó a ser conocida como "bolognum". Luego, los romanos la introdujeron en el resto de Europa, donde pasó a ser conocida como "salchicha de Bolonia".
Independientemente de sus orígenes exactos, la salchicha de Bolonia se ha convertido en un producto cárnico curado popular en todo el mundo, y en la actualidad existen varias variaciones y recetas diferentes. Es un ingrediente versátil que se puede utilizar en diversos platos, incluidos sándwiches, ensaladas, sopas y platos de pasta.