Alexander Hamilton fue uno de los padres fundadores estadounidenses y el primer Secretario del Tesoro. Tenía amplias opiniones sobre la economía y su desarrollo, y estas opiniones continúan influyendo en el pensamiento económico actual. La economía ideal de Hamilton se basó en los siguientes principios:
Supervisión e intervención del gobierno: Hamilton creía que el gobierno debería dar forma y dirigir activamente la economía. Esto incluyó la intervención del gobierno para promover ciertas industrias, aranceles para proteger las industrias nacionales de la competencia extranjera y otras medidas para asegurar el crecimiento económico.
Desarrollo industrial: Hamilton fue un firme defensor de la industrialización. Creía que Estados Unidos debería centrarse en desarrollar sus sectores manufacturero y de producción, en lugar de depender únicamente de la agricultura. Sostuvo que el desarrollo industrial crearía empleos, aumentaría la productividad y generaría riqueza para el país.
Gobierno centralizado: Hamilton creía que era necesario un gobierno federal fuerte para regular la economía de forma eficaz. Fue un defensor de un sistema bancario centralizado, una deuda nacional y una moneda nacional. Sostuvo que estas medidas crearían estabilidad y garantizarían el buen funcionamiento de la economía.
Expansión comercial: Hamilton también creía firmemente en el libre comercio y el comercio internacional. Creía que el comercio beneficiaría tanto a Estados Unidos como a sus socios comerciales, y apoyaba medidas que promoverían el libre comercio, como los acuerdos comerciales recíprocos.
Las opiniones económicas de Hamilton eran complejas y matizadas, y las articuló en varios escritos y discursos. Sus ideas eran una mezcla de economía clásica, pensamiento mercantilista y sentimiento nacionalista. La creencia de Hamilton en un papel fuerte del gobierno en la economía sigue siendo influyente en los debates económicos modernos y sus ideas han tenido un impacto duradero en la política económica estadounidense.