Historia de Europa

Si las oraciones contra la sequía no funcionan, los piadosos y los moralistas son golpeados (siglo XIX)

Si bien es cierto que las lluvias de los últimos meses han elevado el nivel de agua de los embalses en España hasta el 70% de su capacidad (39.690 hm3), lo cierto es que a finales de 2017 la reserva hidráulica estaba al 37% de su capacidad total. y la expresión sequía pertinaz Se escuchó nuevamente en nuestro país. Esta expresión se hizo muy famosa en los primeros años del franquismo, cuando a las penurias propias de la posguerra se sumó un durísimo período de sequía entre 1944 y 1954. Con el nivel de los pantanos en torno al 14% de su capacidad, se tuvieron que aplicar muchas restricciones en el suministro tanto de agua como de electricidad. Sin duda, este mal endémico de nuestro país fue el origen de la construcción de numerosos pantanos en tiempos de Franco.

[…] ¡Es muy fácil reconstruir y recuperarse cuando llueven ayudas económicas de todo tipo! Pero no sólo hemos carecido de esos beneficios económicos, sino que -¡misterio de la Providencia, que sabe hasta dónde resisten los pueblos trabajadores!- hemos visto nuestras tierras sedientas y nuestros pantanos casi vacíos debido a la persistente sequía, que ha reducido nuestra capacidad de producción. a extremos sin precedentes. Si tenemos suficiente voluntad de trabajar y sabemos nivelar carreteras y construir presas y canales gigantescos, no podemos, sin embargo, hacer que las nubes se descarguen a nuestro antojo. [...] (Discurso de Franco en la Navidad de 1954 )

Si las oraciones contra la sequía no funcionan, los piadosos y los moralistas son golpeados (siglo XIX)

En una sociedad gobernada y dirigida por el dictador y la Iglesia, era lógico que sacerdotes y monjas echaran una mano para poner fin a la pertinaz sequía con oraciones contra la sequía y sacando a los santos a la calle (supongo que por el dicho de que "el agua es un regalo de Dios"). Aunque a veces faltaba fe, como cuando aquel cura les habló a los feligreses de él...

Hermanos, os dije que la fe mueve montañas, pero veo que no tenéis suficiente fe. Hemos venido a pedir lluvia al Señor y ninguno de vosotros ha traído paraguas.

Peores fueron los religiosos y feligreses del pueblo de Castañas, en el estado de Chiapas (México), en 1883 cuando sufrieron la pertinaz sequía . Ante la terrible sequía que padecía el pueblo y parece que siguiendo al pie de la letra "el agua es un regalo de Dios", el alcalde publicó este edicto:

Considerando que el Supremo Creador no se ha portado bien una vez con este pueblo que en todo el año anterior sólo ha habido un aguacero y que este invierno no ha llovido y, en consecuencia, la cosecha de castañas que depende del pueblo, decreta lo siguiente:
1º.- Que si dentro de ocho días no llueve abundantemente nadie irá a misa ni a rezar.
2º.- Si la sequía dura ocho días más, las capillas serán quemados y destruidos los misales y rosarios del pueblo.
3º.- Si no llovía ni la semana siguiente ni la siguiente, los frailes y monjas eran quemados, y los hombres piadosos y santos azotados. En cuanto al presente, se concede licencia para cometer toda clase de pecados y para que el Supremo Hacedor sepa y comprenda de una vez por todas con quién tendrá que tratar en el futuro.

Supongo que los vecinos de Castañas tuvieron más sensatez que su alcalde ya que no hubo noticias en las siguientes semanas de quemas de iglesias o de curas… o quizás cayó el tan esperado aguacero.

Fuente e imágenes:Aprender del pasado – José Manuel Pina Piquer, Hemeroteca La Vanguardia