Una economía dirigida es un sistema económico en el que el estado controla todos o la mayoría de los medios de producción y distribución de bienes y servicios. El Estado determina qué se produce, cómo se produce y quién obtiene lo que se produce. Esto contrasta con una economía de mercado, en la que estas decisiones las toman particulares y empresas.
La ex Unión Soviética era una economía dirigida. El Estado poseía y operaba todas las industrias importantes y fijaba precios y salarios. Este sistema generó una serie de problemas, incluida la escasez de bienes y servicios, productos de baja calidad y falta de innovación.