Los problemas de salud de Napoleón estaban bien documentados, incluidos dolor de estómago, problemas hepáticos e infecciones del tracto urinario. Sin embargo, no hay ninguna mención específica a la impotencia o disfunción sexual. Además, las relaciones de Napoleón con las mujeres y el hecho de haber tenido varios hijos sugieren que no era impotente.
Es posible que sus oponentes políticos o quienes buscaban desacreditarlo difundieran rumores sobre la impotencia de Napoleón. Dada la limitada y contradictoria información disponible, resulta difícil sacar conclusiones definitivas sobre la potencia sexual de Napoleón durante sus últimos días.