Desigualdad social: La sociedad francesa estaba muy estratificada:el clero y la nobleza disfrutaban de inmensos privilegios, mientras que la mayoría de la población, incluida la burguesía (clase media), los campesinos y los trabajadores urbanos, carecían de derechos y oportunidades esenciales. Esta desigualdad social resultó en un profundo resentimiento y un deseo de cambio entre los desfavorecidos.
Ilustración intelectual: La difusión de las ideas de la Ilustración, que enfatizaban la razón, el individualismo y el gobierno limitado, desafiaron las nociones tradicionales de monarquía y absolutismo por derecho divino. Filósofos como Voltaire, Rousseau y Montesquieu criticaron los sistemas sociales y políticos existentes, inspirando a muchos intelectuales y figuras influyentes a cuestionar la legitimidad de la monarquía.
Opresión política: El rey Luis XVI y su gobierno practicaron la censura y restringieron la libertad de expresión, lo que enajenó aún más a los intelectuales y a la élite educada. El uso arbitrario del poder por parte de la monarquía, los impuestos injustos, la administración ineficaz y el liderazgo deficiente provocaron un descontento generalizado entre la población.
Influencia de la Revolución Americana: El éxito de la Revolución Americana en 1776 y el establecimiento de una república inspiraron a los revolucionarios franceses. Las ideas de libertad, igualdad y derecho a buscar la felicidad contenidas en la Declaración de Independencia de los Estados Unidos resonaron en el pueblo francés y les proporcionaron un modelo para su propia revolución.