Sin embargo, las guerras de Aurelio también fueron muy costosas en términos de mano de obra y recursos. Se vio obligado a aumentar los impuestos y aumentar el gasto militar, lo que ejerció presión sobre la economía. La guerra constante también provocó una caída de la moral entre los soldados romanos.
A largo plazo, es posible que las campañas de Aurelio hayan contribuido a la decadencia del Imperio Romano. Al debilitar la economía y el ejército, hicieron que el imperio fuera más vulnerable a futuras invasiones. Además, la guerra constante puede haber provocado una disminución de la virtud cívica y la cohesión social, lo que debilitó aún más el imperio.
En general, es difícil decir si las campañas de Aurelio fueron un éxito o un fracaso. Lograron su objetivo inmediato de asegurar la frontera norte del imperio, pero también tuvieron una serie de consecuencias negativas que pueden haber contribuido al declive del imperio a largo plazo.