Historia antigua

En la terminal del tranvía

El 28 de septiembre Varela entró en Toledo, habiendo despejado el Alcázar el día anterior. El 1 de octubre, un acontecimiento importante -éste de carácter político- consagró la fortuna de Franco. Ya era aclamado “generalísimo”. La predestinación que le conceden sus fieles encontró en los hechos una singular condena. Calvo Sotelo fue asesinado, J. Antonio Primo de Rivera fue preso republicano, Goded fue fusilado y Sanjurjo -que podría haber sido el líder de España- murió en un aviso de accidente. Hay más personas que llegan al poder Franco. La junta de Burgos lo nombró "jefe supremo del gobierno español". No han pasado tres meses desde que llevó la guerra al territorio nacional que ya está izado en el baluarte. Así comenzó, en la incertidumbre del futuro y en los albores de los siglos, una de las carreras más largas que el jefe de Estado europeo haya conocido.
La toma de Toledo con su nacionalización abre el camino camino a Madrid hacia ellos. Dos col. nes, compuesta por 20.000 hombres y comandada por Varela y Yagüe, converge hacia la capital. El 17 de octubre las vanguardias nacionalistas eran 35 de Madrid. El 5 de noviembre estarán en las afueras, en Alcorcón y Leganés, terminales del tranvía urbano. Al día siguiente, el gobierno de Largo Caballero carga sus archivos en camiones y sale de Madrid rumbo a Valencia, tras haber transferido sus poderes al general José Miaja Menant, comandante militar de la ciudad. El 7 de noviembre, Varela lanzó la ofensiva.
Rodeado por tres lados, abandonado por su gobierno, plagado de divisiones políticas, la caída de Madrid parecía inevitable. Los nacionalistas lo hacen cuestión de horas. Se lanzan tres ataques simultáneamente. El primero, procedente del oeste, se detiene en la Ciudad Universitaria, después de una feroz batalla:lucharemos cuerpo a cuerpo por la posesión de un piso, mientras la artillería y la aviación lanzarán toneladas de bombas sobre los beligerantes. Las imprecaciones de los soldados alemanes se harán eco de los juramentos de los voluntarios franceses.
Pero el grito de guerra de la República en peligro será asumido por todos:¡No pasarân! (No pasarán). Comenzará así la “batalla por Madrid” cuya primera fase ganarán los republicanos. Es cierto que el apoyo extranjero desempeñará su papel en esta dura batalla:por un lado, aviones y tanques alemanes e italianos; por el otro, tanques y aviones rusos, así como contingentes internacionales. Pero la resistencia de Madrid será sobre todo la de la población, constantemente estimulada por el ardor de los milicianos. Como Agustina en el sitio de Zaragoza, ciento treinta años antes, la "Pasionaria" exhortará a los combatientes. Hombres, mujeres y niños cavarán trincheras, levantarán barricadas y no dudarán en disparar. El 23 de noviembre se estabilizan las posiciones. Agotados, los adversarios se reagrupan para nuevos ataques. Madrid no está tomada, pero el enemigo permanece a sus puertas.


Publicación anterior
Publicación siguiente