Sin embargo, existe cierta evidencia de que la gente intercambiaba regalos en los cumpleaños en la América colonial. Por ejemplo, en 1737, Benjamin Franklin le escribió a su hermana el día de su cumpleaños y le envió un libro como regalo. Y en 1769, George Washington le escribió a su esposa en su cumpleaños y le envió como regalo una joya.
Entonces, si bien dar regalos de cumpleaños no era tan común en la América colonial como lo es hoy, ciertamente no era algo inaudito.