La esclavitud en la antigua Roma era una parte fundamental de la sociedad y existió de una forma u otra a lo largo de la historia de la República y el Imperio Romanos. La institución de la esclavitud fue heredada de las civilizaciones anteriores de Grecia y el Cercano Oriente y desempeñó un papel importante en la economía, la política y la cultura romanas.
La gran mayoría de los esclavos no eran romanos y procedían de diversos grupos étnicos, incluidos galos, griegos, sirios, egipcios y africanos. Sin embargo, también había algunos ciudadanos romanos que eran esclavos, y generalmente eran personas que habían sido condenadas a la esclavitud como castigo por sus crímenes.
Los esclavos eran utilizados para una amplia variedad de tareas, incluidas labores agrícolas, servicio doméstico, trabajos de construcción y minería. También podrían usarse como gladiadores, prostitutas o soldados. El estatus legal de los esclavos era muy restrictivo y no tenían derechos como ciudadanos. Se consideraban propiedad de sus dueños, quienes podían comprarlos, venderlos o comercializarlos como quisieran.
La esclavitud comenzó a disminuir en los últimos siglos del Imperio Romano y finalmente fue abolida por el emperador cristiano Justiniano I en el siglo VI d.C.