Durante el período colonial en América, diferentes países europeos trajeron sus tradiciones y técnicas de tejido al nuevo mundo. Por ejemplo, los colonos ingleses trajeron sus conocimientos sobre el tejido de lana, mientras que los colonos españoles introdujeron el arte de tejer con algodón y otros materiales autóctonos.
Con el tiempo, estas prácticas de tejido se mezclaron con las técnicas y diseños de las comunidades indígenas, dando lugar a una tradición de tejido vibrante y diversa en las Américas. El tejido colonial se convirtió en una parte importante de la vida colonial, sirviendo a fines tanto prácticos como culturales.