- Urbanización: La presencia de grandes asentamientos permanentes con altas densidades de población.
- Estratificación social: La división de la sociedad en diferentes clases o grupos según la riqueza, el poder o el estatus.
- Organización política: El desarrollo de estructuras políticas centralizadas, como estados o imperios.
- Especialización económica: El surgimiento de diferentes ocupaciones e industrias, como la agricultura, el comercio y la manufactura.
- Escritura: El desarrollo de un sistema de escritura para registrar información.
- Arquitectura monumental: La construcción de edificios grandes e impresionantes, como templos, palacios y pirámides.
- Religión: El desarrollo de creencias y prácticas religiosas organizadas.
Las civilizaciones complejas se encuentran típicamente en valles fluviales u otras áreas con abundantes recursos, como Mesopotamia, Egipto, India y China. Surgieron por primera vez alrededor del 3500 a. C. y desde entonces han seguido desarrollándose y extendiéndose por todo el mundo.
Las civilizaciones complejas tienen una serie de ventajas sobre las sociedades más simples. Pueden producir más alimentos y bienes, sustentar a poblaciones más grandes y desarrollar tecnologías más avanzadas. También tienden a ser más estables y prósperas que las sociedades más simples.
Sin embargo, las civilizaciones complejas también enfrentan una serie de desafíos, como la degradación ambiental, la desigualdad social y la inestabilidad política. También son más vulnerables a los ataques de enemigos externos.
A pesar de estos desafíos, las civilizaciones complejas han desempeñado un papel importante en la historia de la humanidad. Han sido responsables de muchos de los mayores logros del mundo y han moldeado el curso de la civilización humana durante siglos.