Los gobernantes antiguos a menudo estaban hechos de madera, metal o piedra, con marcas que indicaban unidades de medida como pulgadas, pies o codos. Estas primeras reglas generalmente no estaban estandarizadas y su precisión dependía de la habilidad del artesano que las hacía.
Con el tiempo, a medida que avanzaba la tecnología y el conocimiento científico, el diseño y la precisión de las reglas mejoraron. La estandarización de los sistemas de medición también contribuyó al desarrollo de reglas más precisas y fiables. En el siglo XVI, el matemático francés Jacques Besson inventó una regla más precisa conocida como "pantógrafo", que permitía copiar y escalar con precisión dibujos y mapas.
A lo largo de la historia continuaron importantes avances en el diseño y la precisión de los gobernantes. En el siglo XIX, la "cinta métrica de acero" se volvió ampliamente utilizada y, en el siglo XX, se introdujeron las reglas digitales electrónicas, que proporcionaban una precisión y versatilidad aún mayores en la medición.
Por lo tanto, la invención de la regla no se atribuye a una sola persona, sino que representa la evolución acumulativa y el refinamiento de los dispositivos de medición a lo largo de varios milenios, influenciados por diversas culturas y avances científicos.