El Vesubio es uno de los volcanes más activos del mundo y uno de los pocos volcanes que han sido estudiados y monitoreados con frecuencia. La historia de sus erupciones ha estado bien documentada, particularmente desde la famosa erupción del año 79 d.C. que destruyó las ciudades romanas de Pompeya y Herculano.
A lo largo de los siglos, el Monte Vesubio ha experimentado distintos niveles de actividad eruptiva, con algunos períodos de inactividad y otros marcados por erupciones frecuentes. Las erupciones volcánicas del Vesubio han variado en intensidad, desde pequeñas explosiones freáticas (impulsadas por vapor) hasta violentas erupciones estrombolianas y plinianas.
Debido a su proximidad a áreas densamente pobladas, el Monte Vesubio ha sido designado como uno de los volcanes más peligrosos del mundo, y se realizan esfuerzos significativos para monitorear su actividad y planificar posibles erupciones futuras para mitigar los riesgos para las comunidades e infraestructura cercanas.