La presencia de cereales y legumbres silvestres en las estribaciones de las montañas de Zagros permitió a los pueblos neolíticos cultivar en esta región. Los pueblos neolíticos pudieron domesticar estas plantas silvestres y cultivarlas para alimentarse, lo que llevó al desarrollo de la agricultura y a la transición de un estilo de vida cazador-recolector a un estilo de vida agrícola más asentado.