Pueblo de Artois.
Famosa batalla perdida por los franceses ante los ingleses, el 25 de octubre de 1415. Enrique V de Inglaterra, que acababa de tomar Harfleur, pero huyó a Calais ante la amenaza de fuerzas francesas superiores en número, pasó la noche en Maisoncelle, en Artois. El ejército francés intenta cortar su retirada apostándose cerca de Agincourt, entre dos bosques que se tocan uno en Agincourt y el otro en Tramecourt. El terreno es espeso y empapado de lluvia, el lugar es estrecho para un ejército estimado en cuarenta mil hombres, muchos de los cuales van a caballo. Porque allí está la élite de la caballería francesa, con los mayores feudatarios del reino y varios príncipes de sangre. El mando fue asumido por el condestable d'Albret, asistido por Boucicaut y Antoine, duque de Brabante. Desgraciadamente, desde el principio los franceses sólo pensaron en actuar a su antojo o en seguir a sus señores particulares. Todos compiten por la primera fila. Cuando los ingleses los atacan con sus arqueros, estos no pueden utilizar sus armas. Además, se atascan en el barro debido a su armamento demasiado pesado. Las últimas filas no pueden acudir en ayuda de las primeras. Después de disparar sus arcos y matar a mucha gente, los ingleses utilizan sus espadas y sus hachas. Una carga de caballería completa el trabajo. Sin mando, la retaguardia francesa, tras fingir resistencia, huyó. Los ingleses desisten de perseguir a los fugitivos:ya tienen tantos prisioneros desde el comienzo de la batalla, que dicen que masacraron a la mayoría de ellos para vigilar al resto.
Entre los muertos, unos 6.000 o 7.000 en el lado francés, encontramos al condestable, el duque de Alençon, el duque de Brabante, el duque de Bar, el conde de Nevers; entre los cautivos, el duque de Borbón y especialmente Carlos, duque de Orleans, primer príncipe de sangre. Las consecuencias de Agincourt son una considerable invasión de una Francia ya debilitada por la disputa entre los armañacs y los borgoñones; desaparición de gran parte de su nobleza y de muchos de sus soldados; fin del uso excesivo y torpe de armamento pesado por parte de cierta caballerosidad presuntuosa e indisciplinada.