Una de las primeras pruebas del uso del lenguaje entre los primeros homínidos es la presencia de herramientas de piedra. Las herramientas de piedra más antiguas que se conocen datan de hace unos 2,6 millones de años y fueron fabricadas por el Homo habilis. Estas herramientas eran simples y consistían en unas pocas astillas arrancadas de una piedra más grande para crear un borde afilado. Sin embargo, seguían siendo eficaces para cortar carne, raspar pieles de animales y abrir nueces. La presencia de herramientas de piedra sugiere que los primeros homínidos podían planificar y anticipar sus necesidades, una habilidad cognitiva que a menudo se asocia con el lenguaje.
Restos fósiles
Los restos fósiles de los primeros homínidos también proporcionan evidencia del uso del lenguaje. Por ejemplo, el cráneo del Homo erectus, que vivió hace entre 1,8 y 1,4 millones de años, muestra que tenía un tracto vocal más grande que el de los homínidos anteriores. Este tracto vocal más grande habría permitido al Homo erectus producir una gama más amplia de sonidos, necesaria para el lenguaje.
Evidencia genética
La evidencia genética también respalda la teoría de que los primeros homínidos eran capaces de hablar. Un estudio del gen FOXP2, asociado con el habla y el lenguaje, ha demostrado que este gen está presente en todos los humanos modernos y en los neandertales, pero no en los chimpancés ni en otros primates. Esto sugiere que el gen FOXP2 evolucionó en el ancestro común de humanos y neandertales, y que fue esencial para el desarrollo del lenguaje.
Evidencias arqueológicas
La evidencia arqueológica también proporciona algunas pistas sobre los orígenes del lenguaje. Por ejemplo, el descubrimiento de pinturas rupestres y otras obras de arte del período Paleolítico superior (hace entre 40.000 y 10.000 años) sugiere que los primeros humanos eran capaces de tener pensamiento y comunicación simbólicos.