Rivalidad política: El ascenso de César a la prominencia y el poder amenazó los intereses y la autoridad de otros políticos y senadores romanos influyentes. Sus oponentes políticos, incluidos miembros del Senado, lo vieron como un dictador potencial y una amenaza al tradicional equilibrio de poder en la República Romana.
Populares versus Optimates: La política romana estaba dividida entre los Populares (populistas) y los Optimates (conservadores). César pertenecía a la facción Populares, que buscaba representar los intereses de la gente común y desafiar el poder de los aristocráticos Optimates. Su asociación con los Populares enajenó a muchos miembros de los Optimates, que lo veían como un radical y una amenaza a sus privilegios.
Miedo a la ambición del César: A medida que César obtuvo victorias militares y alcanzó gran popularidad, algunos romanos comenzaron a temer su ambición personal y su búsqueda de poder. Les preocupaba que pudiera convertirse en un gobernante tiránico y socavar el sistema republicano.
El Primer Triunvirato: La participación de César en el Primer Triunvirato con Pompeyo y Craso generó preocupación entre quienes creían que la alianza concentraba demasiado poder en manos de unos pocos individuos, sin pasar por las instituciones políticas tradicionales.
Violación de las normas republicanas: Las acciones de César, como cruzar el río Rubicón y marchar hacia Roma con su ejército, fueron vistas como violaciones de la constitución republicana. Muchos romanos creían en mantener la separación del poder militar y político y sentían que las acciones de César amenazaban el delicado equilibrio de la República Romana.
Rencores personales: Algunos individuos tenían agravios personales o rivalidades con César, lo que los llevó a oponerse a él. Por ejemplo, Catón el Joven, un firme defensor de los principios republicanos, se opuso firmemente al ascenso de César y criticó sus acciones.
La crítica de Cicerón: Marco Tulio Cicerón, un famoso orador y político romano, fue uno de los críticos más acérrimos de César. Cicerón temía la dictadura de César y condenó sus acciones en discursos conocidos como las Filípicas.
Estos factores contribuyeron a la oposición que enfrentó Julio César por parte de ciertos grupos e individuos dentro de la República Romana.