En la sociedad griega antigua, había un fuerte énfasis en la moderación, el autocontrol y la moderación. Los comportamientos públicos que se consideraron excesivos o perturbadores, como eructos o flatulencias, pueden haber sido mal vistos o considerados indeseables. Esto se debe a que estas acciones habrían sido vistas como una falta de autodisciplina y podrían haber interrumpido las interacciones sociales.
Además, los antiguos griegos daban gran importancia a la higiene y la limpieza. Los comportamientos públicos que se consideraban antihigiénicos, como eructar, pueden haber sido considerados ofensivos.