El deseo de aventura y riqueza: Cortés, como muchos otros conquistadores españoles, estaba motivado por el deseo de aventura y la oportunidad de hacer fortuna en el Nuevo Mundo. Vio la oportunidad de ganar fama y riqueza explorando y conquistando nuevas tierras.
El celo del cristianismo: Cortés era un católico devoto y vio la conquista de México como una oportunidad para difundir el cristianismo entre los pueblos indígenas de América. Creía que era su deber llevar la fe católica al Nuevo Mundo y salvar las almas de los nativos americanos.
La búsqueda del poder y la gloria: Cortés era un hombre despiadado y ambicioso que ansiaba poder y gloria. Vio la conquista de México como una forma de ganar poder e influencia tanto dentro como fuera del Imperio español.