Descubrimientos arqueológicos

Los extraños grabados paleolíticos de las Cuevas de Addaura en Sicilia, con figuras humanas que parecen realizar acrobacias

El complejo Addaura, situado en la ladera noreste del macizo de Monte Pellegrino, en el norte de Sicilia, está formado por varias cuevas que fueron utilizadas por los aliados tras la invasión de Sicilia en 1943 como almacén de municiones. Hacia el final de la Segunda Guerra Mundial se produjo una explosión accidental en el polvorín que provocó el derrumbe de varias paredes del complejo, dejando al descubierto un tesoro artístico inesperado.

Los extraños grabados paleolíticos de las Cuevas de Addaura en Sicilia, con figuras humanas que parecen realizar acrobacias

Las cuevas, situadas a unos 70 metros sobre el nivel del mar, no eran desconocidas para los arqueólogos y paleoantropólogos que las examinaron a finales del siglo XIX. En la llamada Addaura Caprara o Cueva Grande El profesor Gaetano Giorgio Gemmmellaro encontró en 1866 un molar de un elefante enano (Elephas armeniacus ), huesos de ciervo, caballo y buey, y varias herramientas de pedernal del Paleolítico.

Pero la aparición del arte parietal en una de las cuevas, la llamada Grotta delle Incisioni (Cueva de los Grabados), fue una novedad importante. Y es que, a diferencia de otras cuevas paleolíticas como Lascaux o Altamira, donde están representados principalmente animales, en Addaura el gran protagonista es el ser humano. Por ello, constituyen un caso único dentro del arte prehistórico.

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El arqueólogo Jole Bovio Marconi, que desde 1939 fue superintendente arqueológico de Sicilia occidental y que estudió a fondo los grabados tras el hallazgo, los fechó en el período Mesolítico, con una antigüedad de entre 6.000 y 12.000 años. Situadas en las paredes izquierda y trasera de la gruta, presentan numerosas figuras antropomorfas junto con otras que representan alces, gamos, caballos y bueyes.

La escena que más interesa a los investigadores de las encontradas en las cuevas de Addaura muestra a un grupo de personas dispuestas en círculo rodeando a otras dos figuras con la cabeza cubierta y el cuerpo arqueado hacia atrás. Curiosamente las manos de los personajes no están representadas, y sólo los pies en algunas de las figuras. En contraste con el tratamiento naturalista de los cuerpos, las cabezas y los rostros están representados de forma extraña, como cubiertos por una máscara, lo que podría indicar que se trata de chamanes. Algunas figuras levantan los brazos como en una danza folclórica, pero en general nadie ha podido determinar qué están haciendo.

Jole Bovio y Paolo Graziosi interpretaron la escena como la representación de un grupo de bailarines dispuestos alrededor de una pareja de acróbatas realizando evoluciones, lo que sería un ritual de iniciación a la pubertad o la virilidad. Otros, como Sebastiano Tusa, creen que los dos personajes centrales serían víctimas y no acróbatas, que estarían atados por una cuerda que va desde el cuello hasta los tobillos.

Mezzena, por el contrario, considera que serían acróbatas, que habrían sido arrojados por los personajes que tienen los brazos en alto y reciben por los personajes con los brazos extendidos.

Bolzoni, en su estudio publicado en 1985, cree que se trata de la representación de un acontecimiento en dos escenas, basándose en la presencia de un personaje femenino con un saco lleno sobre los hombros, y del otro lado el mismo personaje con un saco vacío colgando de sus piernas . Sería la encarnación del sacrificio de dos jóvenes y su posterior entierro.

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En cualquier caso, en lo que coinciden todos los investigadores es en que la escena es única en el panorama del arte rupestre paleolítico a nivel mundial. Y que las figuras humanas de Addaura son, en palabras de Paolo Graziosi, resueltamente realistas y ejecutadas, aunque en su sencillez gráfica, con gran maestría, bien estudiadas anatómicamente, llenas de vida, movimiento y equilibrio . Sin comparación con el resto de representaciones antropomorfas paleolíticas de las culturas franco-cantábrica y mediterránea, muy alejadas del realismo.

Las cuevas están cerradas al público desde 1997 debido al riesgo de derrumbe y a la inestabilidad de la cresta rocosa que las cubre. Una copia de los grabados se puede ver en el Museo Arqueológico Antonio Salinas de Palermo.