En la antigua Grecia y Roma, las coronas de laurel eran muy apreciadas y se otorgaban como recompensa por diversos logros, como victorias atléticas, triunfos militares y logros poéticos o literarios. En la mitología griega, el dios Apolo se representa con frecuencia con una corona de laurel, que simboliza su patrocinio de las artes, la música y la adivinación.
Durante la época romana, las coronas de laurel se utilizaban para honrar a los comandantes militares y a los soldados que demostraban valentía y liderazgo excepcionales en la batalla. El término "poeta laureado" surgió en reconocimiento a los poetas a quienes se les otorgaba una corona de laurel por sus destacadas obras literarias.
A lo largo de la historia, las coronas de laurel se han utilizado como símbolo de honor y logros en diversas sociedades y culturas. En el mundo moderno, las coronas de laurel siguen asociándose con el éxito académico, los logros artísticos y premios prestigiosos, como el Premio Nobel y el Premio Pulitzer.