Disolventes: Los disolventes se utilizan para eliminar la suciedad, la grasa y las manchas rebeldes. Los disolventes comunes utilizados en arqueología incluyen acetona, alcohol y agua. Los disolventes deben utilizarse con precaución, ya que pueden dañar algunos materiales.
Adhesivos: Los adhesivos se utilizan para reparar artefactos rotos o para fijarlos a soportes de exhibición. En arqueología se utiliza una variedad de adhesivos, dependiendo de los materiales que se unen.
Conservantes: Los conservantes se utilizan para proteger los artefactos del deterioro. Los conservantes comunes incluyen ceras, aceites y barnices. Los conservantes deben seleccionarse con cuidado, ya que pueden alterar la apariencia de los artefactos.
Control climático: Los artefactos son sensibles a los cambios de temperatura y humedad. Los sistemas de control climático se utilizan para mantener un ambiente estable en áreas de almacenamiento y exhibición.
Documentación: Una documentación cuidadosa es esencial para rastrear el estado de los artefactos y monitorear su preservación. Se deberán llevar registros de limpieza, reparaciones y tratamientos de conservación.
Consulte con un conservador: Para artefactos valiosos o delicados, es importante consultar con un conservador profesional. Los conservadores tienen la capacitación y la experiencia para limpiar y preservar adecuadamente los artefactos.