Los datos sobre la vida de Heródoto, como la mayoría de los grandes hombres griegos, son escasos y controvertidos. Se sabe que nació en Halicarnaso, ciudad griega situada en Asia Menor, en fecha incierta, aunque suele situarse entre el 490 y el 480 a.C. Tampoco está claro qué posición ocupaba su familia dentro de la ciudad, si solo disfrutaba de una situación cómoda o pertenecía a la nobleza con raíces en Halicarnaso.
Sabemos que Heródoto era sobrino del famoso poeta épico Paniasis y, a medida que avanza su vida, se dispone de más información sobre él. Tuvo que exiliarse en Samos por apoyar los levantamientos contra el tirano Lygdamis, vasallo de Persia, que gobernaba la ciudad. Hay que tener en cuenta que en esos años Atenas estaba ampliando su área de influencia tras la paz de Calias y, por ello, buscaba arrebatar a los persas el control de las ciudades griegas de Asia Menor, como Halicarnaso.
En Samos entrará en contacto con la prosa jónica que adoptará para su obra, en contraposición a la cultura dórica de su ciudad natal. Será desde el exilio en Samos cuando inicie los viajes que marcarán su vida y su obra. Sin que quede clara su cronología, ni los lugares donde estuvo, se estima que visitó Egipto, Palestina, Babilonia, Asiria, Tracia, la Grecia continental y la Magna Grecia. Estos viajes son fundamentales para comprender sus escritos:muchas de las referencias y hechos que recopilará son consecuencia directa de ellos, ya que lo pusieron en contacto con las élites culturales de las regiones que visitó y le dieron acceso a sus tradiciones. y mitos. Los ingresos para financiar los viajes parecen provenir de los concursos en los que participaba y de las enseñanzas que ofrecía allí donde iba. No sabemos si tenía alguna otra fuente alternativa de ingresos.
Heródoto es un exiliado atípico ya que pertenece a la diáspora de intelectuales nacidos en Asia Menor que se dirigieron al continente o a la Magna Grecia, atraídos por el renacimiento cultural de estos territorios. Alrededor del año 447 a.C. llega a Atenas y entra en el círculo de eruditos que gravitan en torno a Pericles. Será entonces cuando descubra las cualidades del sistema político, social y cultural ateniense cuyo aprecio se refleja en toda su obra a pesar de su intento de mantener su objetividad, lo que llevará a Plutarco a acusarlo de parcialidad y de apoyar posiciones áticas. .
No sabemos cuánto tiempo permaneció en Atenas. Pero en el año 444 a.C. se le sitúa en la colonia panhelénica de Turio, fundada por Pericles, donde solía estar la ciudad de Síbaris. Aunque no sabemos si durante los últimos años de su vida permaneció en Turio o continuó su vida itinerante, se suele fijar el año 425 a.C. como la fecha de su muerte, ocurrida en esta colonia. La mayoría de los estudiosos de Heródoto consideran que fue aquí donde desarrolló y escribió la mayor parte de su obra.
Herodoto no es de ninguna manera el fundador del género histórico. Antes de él hay varios autores que se habían ocupado de la narración histórica, como Janto de Lidia, Hécato de Mileto o Helánico de Lesbos. Algunos de ellos incluso trataron el mismo tema que el historiador de Halicarnaso. Sin embargo, la producción de Heródoto marcará un antes y un después en la historiografía, además de ser el autor de la primera gran obra escrita en prosa jónica. También será el primero, o al menos el más relevante, en abandonar la historia localista o regionalista para centrarse en la visión universal de los acontecimientos previos a las Guerras Médicas. Las Historias de él No se limitan a un contendiente concreto ni a un acontecimiento concreto, sino que buscan abarcar todo aquello que permita explicar las causas determinantes del conflicto.
El mundo de Heródoto, tal como él lo percibe, está dividido entre Occidente (Grecia) y Oriente (Persia). Ambos viven una situación de equilibrio que se romperá con el inicio de las Guerras Médicas. En la primera parte de su obra, sus primeros cinco volúmenes, aborda la expansión del imperio persa y el entorno histórico de las ciudades griegas, especialmente Esparta y Atenas. La segunda parte, más extensa, nos habla del desarrollo de las Guerras Médicas. Todo esto en el contexto del mundo griego que se abrió en los siglos VI y V a.C.
Detrás de la prosa de Heródoto se encuentra lo que se ha dado en llamar la ley del equilibrio o del ciclo, que refuerza la componente trágico del destino del hombre, cuya ambición –
El marcado carácter teleológico de su obra no le impide resaltar la importancia de la acciones del hombre en el curso de los acontecimientos. Es más, al explicar qué le llevó a escribir las Historias de él Destaca la importancia del hombre:afirma que «quiere preservar del olvido lo que los hombres han hecho, celebrar las grandes y maravillosas hazañas de los griegos y los bárbaros y, sobre todo, desarrollar las razones que las llevaron a convertirse en guerra. «.
El objetivo que busca Heródoto es simplemente explicar las causas que provocaron las Guerras Médicas. Esta explicación se basa en la investigación que ha realizado el propio autor; Ya no hay musas que revelan la obra, hay un autor y una investigación detrás. Los hechos y las interpretaciones que de ellos se hacen sustituyen al mito y, quizás lo más importante, prevalece la atención a los acontecimientos de los hombres en detrimento de los dioses, que aparecen en segundo plano. Si bien antes de que se cantaran las historias de los héroes, Heródoto se centra en los hombres y en lo que se puede estudiar, siendo los verdaderos protagonistas de la obra los pueblos griegos, bárbaros y persas.
Una de las mayores críticas que ha recibido Heródoto está relacionada con el tratamiento de las fuentes. Los viajes que realizó le permitieron acceder a una copiosa cantidad de información, cuyo uso ha sido calificado de ingenuo o incorrecto. Existen tres fuentes utilizadas principalmente por el historiador:la escrita, la oral y su propio conocimiento.
En cuanto a las fuentes escritas, utiliza obras de otros autores o, con menor frecuencia, inscripciones existentes y rara vez cita su origen excepto cuando las critica. Las fuentes orales, las más abundantes, consisten en la información que le ha sido transmitida, sin que Heródoto indique habitualmente el nombre de quien la proporcionó, sustituyéndose por referencias genéricas o impersonales. El conocimiento de primera mano incluye descripciones de lugares, paisajes, razas y otras circunstancias que pudo observar a lo largo de sus viajes. A todas estas fuentes les aplica un sesgo crítico, intentando limitar su fabuloso alcance o reinterpretando su significado. También intenta aportar diferentes versiones de un mismo suceso para contrastar algunos datos.
Herodoto no desarrolla una ciencia histórica como lo hizo Tucídides unos años después, pero es el primero en aplicar criterios objetivos para el tratamiento de información abundante y dejará a la posteridad una obra que, también por primera vez, tiene como marco a la humanidad en su conjunto.