Arwa al-Sulayhi (en árabe:أروى بنت أحمد بن محمد بن بن بن موسى الصليحي الإسماعية), o Arwa Bint Ahmed (hacia 1048 - 1138), de la dinastía Sulayhide, es el soberano que ha reinado sobre Yemen. Tras la muerte de su marido, gobernó sola durante cuarenta años.
Una joven reina

Sobrina de Ali al-Sulayhi, fundador y primer líder de la dinastía ismailí (corriente del islam chií) de los Sulayhide, Arwa nació hacia 1048 en Yemen, en la región de Haraz. Huérfana a una edad temprana, fue adoptada por su tío y su tía Asma bint Shihab [inglés], quienes la instalaron con ellos en el palacio de Sanaa. La reina hizo que su hija adoptiva, famosa por su ingenio y excelente memoria, enseñara poesía, historia y teología.
En 1066, cuando tenía aproximadamente 17 años, Arwa se casó con su primo, el heredero al trono Ahmad al-Mukarram bin Ali (bin Muhammad As Sulaihi) [inglés], con quien tuvo cuatro hijos. Ella recibe como mahr (regalo de marido a mujer) la ciudad de Adén.
Al año siguiente, el gobernante najahid Sa'id ibn Najar hizo asesinar a Ali al-Sulayhi y capturar a su esposa en el camino a La Meca. Ahmad se convierte en soberano de Yemen, pero su condición física no le permite liderar el reino por mucho tiempo:paralizado, se ve obligado a permanecer en cama y ya no puede aparecer en público. Por tanto, a partir de 1086 es Arwa quien asume el poder. En su primera decisión, la joven reina traslada la capital de Sanaa a Jibla, en el sur de Yemen, para situarse en una mejor posición estratégica para destruir a Sa'id ibn Najar y vengar a su suegro; lo logrará en 1088.
Una reina constructora
En Jibla, Arwa al-Sulayhi hizo construir un nuevo palacio mientras que el antiguo se transformó en una gran mezquita. Reina constructora, construyó carreteras, escuelas y mezquitas, desarrollando la economía del reino y apoyando su agricultura. Piadosa, envió misioneros a la India, donde impulsó la creación de comunidades ismailíes, particularmente en Gujarat. Tras la muerte de su marido en 1091, se recomendó a la reina que se volviera a casar y ella aceptó, no sin desgana. El mismo año, Arwa se casó con una prima de su difunto marido, Saba ibn Ahmad. Sigue gobernando y, tras la muerte de su marido en 1101, no se vuelve a casar y reina sola.
Arwa al-Sulayhi permaneció en el poder hasta su muerte en 1138, en un reinado de más de cuarenta años marcado por la paz, el desarrollo de la economía, las escuelas y las infraestructuras del reino. Está enterrada en la mezquita que hizo construir en Jibla. Popular entre la gente, también se la conoce como as-Sayyidah al-Ḥurrah. "la dama noble" (no confundir con la reina pirata Sayyida al-Hurra bint Ali ibn Rashid), al-Malika al-Hurra "la noble reina" o "la pequeña reina de Saba".