Casio planta las semillas de la duda y la sospecha en la mente de Bruto al presentarle cartas falsificadas que parecen mostrar el deseo del pueblo romano de que él sea su líder. Bruto está en conflicto y dividido entre su amor por César como amigo y su preocupación por el bienestar de Roma.
La escena concluye con Casio expresando confianza en que ha ganado a Bruto para su causa y que la conspiración ahora está en pleno movimiento. Las líneas finales de la escena, pronunciadas por Casio, insinúan los trágicos acontecimientos que se desarrollarán:"Ahora veo mi camino claro, e iré / Y lanzaré la marca de la discordia en el camino de Antonio". Esto presagia un mayor desarrollo de la conspiración y el conflicto inminente que surgirá a medida que avance la trama.