Los visitantes, procedentes del este, llegan a la ciudad de Huesca son recibidos por la figura del Castillo-abadía de Montearagón . Aunque su color ocre se mimetiza con el terreno árido de la cuenca de Huesca, es claramente visible desde varios kilómetros de distancia.
Como dice nuestro título, podemos considerarlo una especie de hermano pobre del Castillo de Loarre. Mientras que este último recibe cada mes miles de visitas, y gran parte de las inversiones públicas en Patrimonio. El castillo de Montearagón parece condenado al olvido total por ambas partes. Todo ello a pesar de que claramente en la Edad Media era todo lo contrario, ya que nuestro protagonista de hoy fue una de las sedes más importantes de uno de los poderes más influyentes de aquella época, la iglesia cristiana.
Breve historia del castillo-abadía de Montearagón.
Las luchas por la reconquista del joven Reino de Aragón llevaron al rey Sancho Ramírez a conquistar este cerro situado a sólo 5 kilómetros de la ciudad de Huesca en el año 1085. El lugar era ideal para acometer la toma de la ciudad, por lo que el rey aragonés decidió construir sobre los restos de una pequeña construcción árabe, lo que sería el puesto de control para la toma de Wasqa, como se llamaba Huesca en tiempos de la Taifa de Zaragoza.
Las vistas desde el Castillo, ideales para el control de Huesca.
La primera tarea que tuvieron que emprender sus conquistadores fue la construcción de las murallas defensivas para albergar las edificaciones necesarias, para atender a sus propósitos. El primer edificio que se levantó ya presagiaba su futuro, concretamente la Iglesia consagrada a Jesús Nazareno, de la que ya se tiene constancia en el año 1086. Junto a ella y en un periodo comprendido entre los años 1086-1089, se construyeron las casas y edificios para el tropas del rey de Aragón. Todo ello sin olvidar a los principales protagonistas del castillo-abadía de Montearagón, los monjes que, tras instalarse en el recinto como monasterio, acogerán la regla de San Agustín.
Este hecho parece crucial para el mencionado futuro del nuevo castillo-abadía, bendecido por estos nuevos reyes, que se convirtieron también en su principal mecenas económico. También contó con la protección del Papa Urbano II y fue consagrado en 1090 en el monasterio de San Juan de la Peña.
De los pocos edificios que quedan en pie, el Palacio de los Canónigos.
Aunque la conquista de Huesca tendría que esperar unos años, en los que las tropas cristianas fueron tomando posiciones en los alrededores de la capital oscense. Además, en una de las batallas perdió la vida el rey de Aragón, Sancho Ramírez, concretamente en 1094. Tras lo cual le sucedió su hijo, adoptando el nombre de Pedro I de Aragón, quien junto a su hermano menor, por el De esta manera, sólo el padre y futuro rey Alfonso I el Batallador conquistará definitivamente la ciudad de Huesca, tras la famosa Batalla de Alcoraz a finales del año 1096.
A partir de ese momento nuestro protagonista de hoy perderá su principal condición defensiva. Pero estará al frente de la lucha entre religiosos, por el control de los nuevos territorios conquistados por los reyes cristianos de Aragón. Por un lado, el obispo de la recién recuperada diócesis de Huesca, y por otro, el abad de Montearagón intentaron apoderarse del mayor número de iglesias posibles, detrás de las cuales siempre estaba la recogida de diezmos y ofrendas. Se calcula que durante el periodo transcurrido desde su fundación, hasta mediados del siglo XIII, contó con más de un centenar de iglesias.
Restos de las dependencias de los monjes de Montearagón.
Una de las puertas de acceso
La decadencia de Montearagón.
Las razones de este descenso serán varias, y además durante un largo período de tiempo. Para empezar, en 1242 muere el infante Fernando de Aragón, según diversas fuentes el abad más importante que tuvo el monasterio. El problema es su sucesión, en la que intervendrán los obispos de Valencia y Huesca, y que supondrá una importante pérdida de iglesias que estaba a cargo de Montearagón.
El siguiente gran revés llegará en el convulso siglo XV, que comenzará con la pérdida sin sucesor del rey de Aragón, Martín el Humano en 1410, un acontecimiento que provocar una gran inestabilidad a la Corona. Este hecho afectará al castillo-abadía de Montearagón en forma de robos y saqueos, lo que provocará un nuevo refuerzo de las murallas, pese a lo cual no podrán evitar el grave incendio de 1477, que estuvo a punto de acabar con él. .
El retablo de Montearagón elaborado por Gil de Morlanes "el viejo" en 1506, se encuentra actualmente en la Catedral de Huesca.
A pesar de todos los males, el siglo XVI parece haber comenzado de mejor manera, con algunas remodelaciones y modificaciones, como el fenomenal retablo de alabastro que decoraba la iglesia de Jesús Nazareno. . Pero la puntilla llegará poco después, concretamente en 1571 con distintas Bulas Papales a cargo de Pío V, que se apoderó de casi todas sus propiedades, cediéndolas a los obispados de Huesca, Jaca y Barbastro. Pese a ello, continuó su camino monacal hasta 1835, cuando tras la Guerra de la Independencia y la desamortización de Mendizábal al año siguiente, el castillo-abadía de Montearagón quedaría completamente arruinado.
En 1834 el castillo-abadía de Montearagón contaba con esta magnífica presencia.
El castillo-Abadía de Montearagón en la actualidad.
Llegados a este punto debemos volver al título de nuestro artículo, el hermano pobre de Loarre queda en evidencia cuando visitas a ambos. A pesar de que las campañas de rehabilitación y consolidación comenzaron en 1976, nunca han contado con un apoyo firme por parte de las instituciones, por lo que, en mi opinión, no han dado ningún fruto. Ahora parece que las últimas noticias que llegan abren un hilo de esperanza, ver algún día este espacio museizado y puesto en valor, sin duda la mejor forma de preservar el patrimonio histórico. Aunque, por otro lado, me parecen muy escasos los 1,4 millones de euros puestos sobre la mesa del Ayuntamiento de Quicena, hoy responsable del edificio.
Pasadas las vallas se accede al castillo
Aun así, el recinto se puede visitar y realmente merece la pena, algunas partes pueden recordarnos su glorioso pasado. Por otro lado, ten en cuenta que se deben tomar precauciones para realizar las visitas, ya que no existen medidas de seguridad y sabiendo que el lugar que visitas es patrimonio de todos.
Finalmente, te invito a conocerlo un poco mejor a través de las siguientes imágenes, que dan un triste ejemplo de lo que queda de tan glorioso pasado.
Más información:dehuesca