El tratamiento de fertilidad FIV funciona cada vez mejor:las posibilidades de embarazo aumentan. Nuestros antepasados ya conocían los remedios necesarios para echar una mano a los pequeños felices.
“Quien crea que está encantado porque no puede hacer el amor, que lleve consigo una piedra magnética. Entonces se acabó», según un recetario mágico del siglo XV. También tomar hipérico, lombarda o vid ayudaría contra la impotencia.
Quienes se casaban en la Edad Media debían asegurarse de tener hijos. En la sociedad religiosa de aquella época, la presión de la iglesia para procrear era grande. Pero también había beneficios concretos al tener hijos. De esta manera tu descendencia podría cuidar de ti cuando fueras viejo:los que no tuvieron hijos podrían olvidar una vejez tranquila.
En el caso de problemas reproductivos, los médicos en aquella época ya investigaban si el hombre o la mujer eran infértiles. Para ello, llenaron dos frascos con orina y salvado. La olla que contenía lombrices después de diez días le informó al compañero del problema. El médico tratante podría entonces recetarle medicamentos. Al hombre le dieron un trago de miel, almendras y piñones. La mujer tuvo que enjuagarse la vagina con una infusión de mirra.
Los líderes espirituales no creían que estas drogas funcionaran:era mejor que la gente confiara en Dios. Algunos santos, como María y su madre Ana, incluso se especializaron en problemas de fertilidad. Al orar mucho y dar generosamente a la iglesia, una mujer aún podría quedar embarazada. Pero al igual que ahora, la tristeza sería grande si después de todo no funcionaba.