La historia del tema principal se remonta a la antigua Grecia y Roma. La Poética de Aristóteles, un texto fundamental en la teoría literaria, menciona que una buena trama debe tener un comienzo, un desarrollo y un final claros, y que todos los elementos deben contribuir a un tema central. En la música, el tema principal suele introducirse al principio de una composición y se repite o se hace referencia a lo largo de ella, creando una sensación de estructura y unidad.
Durante la Edad Media, el tema principal se utilizaba a menudo en obras religiosas para transmitir mensajes morales o teológicos. En los períodos del Renacimiento y el Barroco, el tema principal se volvió más prominente tanto en el arte sacro como en el secular. Los artistas del Renacimiento emplearon alegorías y simbolismos para transmitir ideas complejas a través de imágenes visuales, mientras que los compositores del Barroco utilizaron recursos musicales como el contrapunto y la fuga para desarrollar y transformar temas.
En el siglo XIX, el tema principal se convirtió en un concepto central en el arte, la literatura y la música románticos. Los artistas románticos pretendían expresar sus emociones y experiencias subjetivas, utilizando a menudo la naturaleza como representación simbólica de sus mundos interiores. Compositores como Ludwig van Beethoven y Richard Wagner desarrollaron estructuras temáticas complejas, con temas que actuaban como leitmotiv asociados con personajes, emociones o ideas.
En el siglo XX, el concepto de tema principal se volvió cada vez más fluido y diverso. El modernismo y el posmodernismo cuestionaron la idea de un tema único y global, abriendo espacio para múltiples interpretaciones y narrativas fragmentadas. Artistas y músicos comenzaron a experimentar con estructuras no lineales y múltiples temas que se cruzaban y fusionaban.
A pesar de estos cambios, el tema principal sigue siendo un elemento fundamental en las obras creativas. Puede ser un tema literal, un tono emocional, un hilo metafórico o un marco conceptual. Al proporcionar una visión y un significado unificadores, los principales mejoran el impacto de la obra de arte y alientan a los espectadores, oyentes o lectores a involucrarse con la obra en un nivel más profundo.