La peste negra afectó primero a las ciudades portuarias porque estas áreas eran a menudo los primeros puntos de contacto entre personas de diferentes regiones. Cuando llegaban barcos de otros países, a menudo traían ratas y pulgas portadoras de la plaga. Estas ratas y pulgas luego se propagarían a la población local, causando una infección generalizada y la muerte.
Las ciudades portuarias también fueron particularmente vulnerables a la peste negra porque a menudo estaban densamente pobladas y tenían malas condiciones sanitarias. Esto facilitó la transmisión de la enfermedad de persona a persona. Además, las ciudades portuarias a menudo albergaban a un gran número de viajeros y comerciantes, quienes, sin saberlo, podían haber llevado la enfermedad de un lugar a otro.
La Peste Negra tuvo un impacto devastador en Europa y Asia. Se estima que la pandemia mató entre el 30 y el 60% de la población de Europa y tuvo un impacto similar en Asia. La enfermedad causó trastornos sociales y económicos generalizados y provocó una serie de cambios en la forma en que las personas vivían sus vidas.