1. Llame a una línea directa de crisis o a un profesional de salud mental. Hay muchos recursos disponibles para ayudarlo en una crisis, incluidas líneas directas y profesionales de salud mental que pueden brindarle apoyo y orientación inmediatos.
2. Vaya a la sala de emergencias o al centro de salud mental más cercano. Si siente que está en peligro de hacerse daño a sí mismo o a otros, es importante buscar atención de emergencia. Es posible que deba ser hospitalizado por motivos de seguridad y observación.
3. Habla con un amigo o familiar de confianza. Compartir sus sentimientos y experiencias con alguien en quien confíe puede resultar útil para gestionar sus pensamientos y emociones.
4. Evita situaciones que desencadenen tus impulsos. Si hay ciertas situaciones o factores desencadenantes que te hacen sentir como si quisieras matar a alguien, es importante evitar esas situaciones tanto como sea posible.
5. Encuentre un terapeuta o consejero con quien trabajar. La terapia a largo plazo puede ayudarle a abordar los problemas subyacentes que pueden estar contribuyendo a sus impulsos y a desarrollar mecanismos y estrategias para afrontar sus sentimientos.
Recuerde, es fundamental tomarse en serio estos impulsos y buscar ayuda profesional lo antes posible. Con la atención y el apoyo adecuados, podrá controlar sus sentimientos y mantenerse a salvo.