El FBI finalmente identificó a Byron De La Beckwith, un supremacista blanco, como sospechoso del asesinato de Evers. Beckwith fue juzgado dos veces por el crimen, pero los jurados exclusivamente blancos no lograron llegar a un veredicto en ninguno de los casos. No fue hasta 1994, después de que la legislatura del estado de Mississippi aprobara una ley que permitía la reapertura de casos sin resolver, que Beckwith finalmente fue llevado ante la justicia. Fue declarado culpable de asesinato y condenado a cadena perpetua, donde murió en 2001.
El caso Medgar Evers fue un acontecimiento histórico en el movimiento de derechos civiles y ayudó a resaltar los peligros que enfrentan los activistas que trabajan por la igualdad racial. El asesinato de Evers también sirvió como recordatorio de la larga y difícil lucha que enfrentaron los afroamericanos en su búsqueda de justicia e igualdad.