Los caballos fueron introducidos a los Shoshone en el siglo XVIII, tras su adquisición de los colonos españoles. Con la introducción de los caballos, los Shoshone se volvieron mucho más móviles y expandieron sus territorios. Desarrollaron habilidades magistrales para montar a caballo y las utilizaron para el transporte, la caza y la guerra, transformando significativamente su forma de vida.
Los caballos permitieron a los Shoshone viajar más rápido, cubrir distancias más largas y transportar sus pertenencias de manera eficiente. Se convirtieron en socios cruciales para la caza, ya que los caballos permitieron a los shoshone perseguir y cazar búfalos y otros animales de caza mayor de manera más efectiva. La adopción de caballos también facilitó enormemente el comercio y la comunicación con tribus vecinas y socios comerciales lejanos.
A pesar del impacto de los caballos en su movilidad y estilo de vida, los Shoshone continuaron dependiendo de sus modos tradicionales de viajar cuando los caballos no estaban disponibles o eran inconvenientes. Mostraron una notable adaptabilidad y siguieron siendo capaces de realizar viajes de larga distancia a pie cuando las circunstancias lo exigían.
En general, la habilidad de los Shoshone para viajar tanto a pie como a caballo jugó un papel crucial en su supervivencia, desarrollo cultural e interacciones con el paisaje más amplio de América del Norte.