1. Cortinas opacas: Se utilizaron gruesas cortinas opacas para cubrir completamente las ventanas, bloqueando toda la luz. Estas cortinas a menudo estaban hechas de telas pesadas o capas de materiales como papel opaco, cartón o incluso varias capas de mantas o ropa.
2. Persianas opacas: Se colocaron persianas opacas, generalmente hechas de materiales opacos como madera o metal, sobre las ventanas para bloquear la luz. Estas persianas se pueden bajar o ajustar para cubrir toda el área de la ventana.
3. Pintura y papel: Algunas personas recurrieron a pintar o cubrir sus ventanas con pintura o papel opaco. Esto implicó aplicar pintura oscura o pegar papel de color oscuro directamente sobre las ventanas.
4. Sacos de arena y mantas: En situaciones urgentes o improvisadas, se utilizaban sacos de arena, mantas pesadas o colchones para bloquear las ventanas. Estos elementos podrían apilarse contra las ventanas para evitar que se escape la luz.
5. Contraventanas: Los edificios equipados con contraventanas podrían cerrarlas para bloquear la luz. Las contraventanas eran particularmente útiles ya que a menudo estaban hechas de materiales resistentes que bloqueaban la luz de manera efectiva.
6. Aberturas en forma de V: En algunos casos, las ventanas se modificaron creando aberturas en forma de V que permitían la circulación del aire minimizando la cantidad de luz emitida.
7. Restricciones de iluminación: Además de bloquear las ventanas, también se impusieron restricciones de iluminación. Las luces se atenuaron y las cortinas o persianas se mantuvieron cerradas para evitar que incluso la más mínima cantidad de luz se escapara a través de huecos o grietas en los materiales de oscurecimiento.
8. Educación y concientización: Se educó a la gente sobre la importancia de las medidas de apagón y, a menudo, se designaron guardianes o voluntarios para garantizar que las reglas de apagón se siguieran consistentemente en sus comunidades.
Las medidas de apagón desempeñaron un papel crucial tanto en la seguridad civil como en las operaciones militares durante la Segunda Guerra Mundial. Al minimizar la cantidad de luz visible, las ciudades, pueblos y objetivos militares se volvieron menos visibles para los aviones enemigos, lo que redujo el riesgo de bombardeos y mejoró la seguridad general.