Con las fuerzas soviéticas avanzando hacia Berlín y el Tercer Reich al borde del colapso, Goebbels se quitó la vida y la de su esposa y sus seis hijos.
La decisión de Goebbels de suicidarse en lugar de enfrentarse a la captura y el juicio estaba en consonancia con la ideología nazi fanática que había abrazado a lo largo de su carrera. Creía que el pueblo alemán estaba destinado a la victoria o a la destrucción total y que no había otra alternativa que una lucha a muerte.
La muerte de Goebbels y su familia marcó el final de un capítulo trágico en la historia alemana y simbolizó la caída final del régimen nazi.