Antecedentes históricos: Ruanda tiene un contexto histórico complejo marcado por tensiones étnicas entre las comunidades tutsi y hutu. El asesinato del presidente Juvenal Habyarimana el 6 de abril de 1994 sirvió como detonante de las matanzas masivas.
Odio étnico y propaganda: El genocidio de Ruanda fue impulsado por propaganda extremista que difundió odio y estereotipos sobre la población tutsi. Los medios de comunicación, especialmente la radio, desempeñaron un papel importante en la difusión de información errónea, etiquetando a los tutsis como enemigos e incitando a la violencia contra ellos.
Lucha de poder: El genocidio de Ruanda implicó conflictos por el poder político. Los extremistas hutus pretendían consolidar el poder eliminando a líderes, intelectuales e individuos influyentes tutsis que representaban una amenaza a su dominio.
Impunidad e instituciones débiles: La ausencia de instituciones jurídicas sólidas, la falta de rendición de cuentas y una historia de impunidad permitieron a los perpetradores del genocidio llevar a cabo sus acciones sin temor a las consecuencias.
Fracaso internacional: La incapacidad de la comunidad internacional para intervenir eficazmente y prevenir el genocidio contribuyó a la terrible escala de la violencia. La fuerza de paz de las Naciones Unidas presente en Ruanda estaba mal equipada y carecía de mandato para detener las matanzas.
Es importante señalar que el genocidio de Ruanda fue un evento complejo y multifacético al que contribuyeron muchos factores. Estas explicaciones proporcionan una idea de las causas subyacentes detrás del asesinato en masa de tutsis durante este oscuro período de la historia de Ruanda.